Recuerdo sus rodillas cuadradas como una magdalena de limón
y su pelo, que olía a Agree. Llevaba los patines en los hombros
colgados como un bolso de Vuitton. La sonrisa eterna y su nariz
respingona, se levantaba como una torre gemela ya extinguida.
Los niños querían tenerla y las niñas queríamos ser ella.
Brisa de verano, alegría perpetua, dientes de dulce de leche y
talento desmedido. Si pienso en ella? convergen dos calles:
Ayacucho y Tres de febrero y no pregunten porque.
Década y media sin vernos, año arriba año abajo pero se intuye
una delgada línea de camaradería como un spaghuetti frágil y
asustado que va a probar el primer hervor.
Reminiscencias y admiración. Nunca fui su gemela, ese menester
correspondió a la Troncoso en tiempos de guardapolvo blanco y a
otras diosas que no conocí, pero desde el viejo continente la sueño
madre de preciosas niñas y la sueño apocalíptica también y eso
mantiene el cordón umbilical nutrido y latente.
Vino, elipses, faso, y camisetas rockeras son ella.
Poesía, Rodney y full of love (que por cierto, aun deseo)
Duquesa, sexo, y madrugadas de insomnio, computadora,
shorts de jean y borcegos se suben a un escenario y cuando Julia
abre la boca mil golondrinas echan a volar en forma de poesía,
entonces? los corazones estallan.
Desde este frío invierno te pido mas! mas poesía, mas sonrisas y
mas amor, que inmediatamente se refleja, traspasa océanos y se
convierte en bienestar emocional. He decidido inventarme un
mundo para mi sola, en él hay locos, borrachos, poetas, músicos,
mimos y tragasables de circo. Nada es políticamente correcto allí
y por eso es perfecto, Hay pureza en mi nación. Hay ganas de habitarla?
Estas invitada duquesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario