Bendita Diáspora

Los afroamericanos, los latinos, los musulmanes, los asiáticos y toda la diáspora en general, lo pasaron mal, el día en que el pato Donald llegó a la casa blanca, con su tupé amarillo canario símbolo vergonzoso, que lo distingue. Fue un día de luto. Ellos armaron sus canutos en silencio y como en una hermandad, lloraron y compartieron humo. Pero pasado el mal trago, la pena y la rabia, volvieron a sus trincheras a planear la ofensiva y la resistencia. A buen sitio! A ritmo de funky, rap y soul, siguieron con sus vidas, vomitando reivindicaciones, pintando paredes y maldiciendo cada nueva ley restrictiva e inhumana. Un payaso tiene los códigos nucleares y desde entonces, el mundo es un sitio demasiado inseguro!

En el Sur hay refugio.

Han salido de caza, bajo la luz pálida de la luna. Los seres de la noche son transparentes y tenaces y en sus ojos brilla la codicia. No dudarán en usar todas sus armas para atraparte, pero tú misión será correr siempre hacia el sur para evitar que su gélido aliento te alcance. Serán horas difíciles y tu cuerpo exhausto pedirá una tregua, pero en la primera luz del amanecer, habrás encontrado un aliado. En cuanto el sol alcance un milímetro de sus pieles mortecinas, desaparecerán para siempre y caerán en el abismo del olvido, allí donde la magia ofrece segundas oportunidades a los idólatras de la existencia. Entonces, podrás volver al andar tranquilo sin descuidar jamás tu espalda, guárdate  de los que te sonríen y te dedican palabras amables, son ellos peores que el peor peligro que puedas encontrarte. Vigila desde tu atalaya dorada y no bajes nunca la guardia. Tan solo los amaneceres, serán el respiro necesario para recaudar fuerzas y seguir adelante.

 

 

De molinos eólicos y plagios.

Absorta, miro por la ventana los molinos eólicos que giran como veletas en el horizonte. Nada importa en esos instantes en los que mis ojos, siguen de manera casi mecánica sus movimientos circulares. Mientras tanto el mundo sigue su curso vital. Los amantes se besan sin ruborizarse, los niños no dejan de nacer, un fisioterapeuta almeriense, que lleva gafas de pasta muy evidentes, se abre en canal y me cuenta una porción pequeña de su vida, y empatizamos al instante. Mientras tanto en una cafetería de ciudad, en un rincón acogedor, alguien ha pedido un descafeinado con leche sin lactosa, para celebrar que la VIDA, es aún, un negocio rentable. Mientras tanto, mis ojos ávidos de historias,  siguen el recorrido de la existencia y como un pintor de cuarta categoría, plagio las vidas de los demás con pinceladas sinceras y palabras milimétricas.

Controladores aéreos y atardeceres dorados.

Las turbinas del avión se pusieron en marcha y empezamos a movernos con elegante lentitud. Nos posicionamos en la pista y pensé de inmediato en la torre de control, allí hay gente que se encarga de que los aviones no se caigan, ni se pierdan sin dejar rastro. Nos elevamos y pronto nos perdimos entre nubes espesas. Miré por la pequeña ventanilla y vi el dorado del tranquilizador atardecer. Respiré, cerré los ojos y agradecí formar parte de este macabro juego, que es EXISTIR.