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Musica.

16 de marzo de 2012

TE PAREZCO CRUEL?

No  siento  culpas ni tengo  de que  arrepentirme.
Cuando me acuesto duermo tranquila y  nada me

quita el sueño. No hay remordimientos que me
quemen la conciencia y por eso bailo libre sobre tu carne
quemada con descaro. Te convertiste en una impostora
de primera división, una farsante auto engañada durante
décadas. Pobre diabla, intentando encajar tus miserias
en un ataúd de rebajas de julio.  No te empeñes en
venderme el cuento de tu libertad coaccionada y
vaticana, porque dejas tu culo al aire y expuesto a
críticas lapidarias y bien merecidas. Llegó el
momento de sentar la cabeza, de extender el largo de
tus faldas y de ir a misa los domingos sentada en primera
fila, bien visible y presumiendo de amnesia porque te
olvidaste hasta del padre nuestro. Te asociaste al club de
los que "Comen santo y cagan diablo" y pronto te hicieron
miembro honorífico.
Mierda barata y resignación intravenosa. Rebaños que siguen
al pastor equivocado.......
Escalofríos en primavera, me sacudo el polvo y salgo corriendo
a gran velocidad en la dirección opuesta!
No quiero tener nada que ver con esta asamblea de idiotas, que
parece haber abducido al mundo entero.


10 de marzo de 2012

SODOMA.

Recojo los zapatos y la ropa que ha ido cayendo en
el pasillo, las ruinas y pasiones se despliegan y se
exhiben como en un museo. El decantador medio vacío 
delata una noche llena de vaivenes sórdidos y compases
sensuales que componen sinfonías inéditas que bien 
podrían llamarse Sodoma, como el cónsul al que tanto 
admiro! Sin acordes, ni compañía, intento con dignidad
espantar el aburrimiento que cada día me cala mas los 
huesos. Tiro de red, pero las personas interesantes están
tomando sofisticados cócteles en wiskerías coquetas de 
ciudades progres que debería conocer, antes de morir.
Y vuelvo a revolcarme sola y desesperada en el lodo
maldito de tus pupilas arrogantes y vuelves a tenerme
sin permiso, ni derecho. 
Suena su voz angelical mientras, arrodillada te miro
desde abajo y pareces Everest, tan lejano y soberbio.
La noche vuelve a golpear la puerta y no estoy preparada
para otra partida noctámbula, ni siquiera he cepillado
mis dientes de caballo, aunque los tacones siempre en 
guardia se alzan  imponentes junto al catre que da reposo
a nuestros cuerpos. ¿Quién sabe? Igual si me los calzo,
sea la misma diosa de anoche y después de la batalla
corra a refugiarme en el abecedario que últimamente es el 
hotel donde me hospedo en mis días grises.