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Musica.

16 de octubre de 2011

EL BAILE DE LOS IDIOTAS.

Juego con el candado y la llave. Emma es privilegiada por que tiene canción propia, y el móvil, escupe una melodía que me tributa bienestar. Tengo las hormonas embravecidas por el proceso inevitable y natural de la vida, proceso que afecta cien veces mas a las hembras, y nunca dejo de estar desconforme con la repartija, por que es evidente que jugamos con total desventaja. El ordenador se ha muerto hoy y he vuelto al bolígrafo, en realidad lleva muerto varios meses, pero a base de pócimas, tiritas y empeño lo he ido resucitando, aún así decidió sucumbir, voy a  comprarle un ataúd de roble y lo dejaré irse en paz, poniendo fin de una vez a esta mezquindad. El cascabel de la siamesa suena quebrando mi estado de embriaguez en el que me encuentro esta mañana. Mis hijos hacen bulla y desde la ventana descubro que el sol carece hoy, de toda potencia. El bosque envejece con total dignidad y nos da lecciones silenciosas. He puesto la mesa, he abierto una botella de vino y espero invitados que no van a venir, he pasado horas cocinando para los comensales vacíos, para los indigentes de espíritu, para los bailarines de la miseria. Decido vestirme, agrupo mi pelo junto al cuello y me siento a la mesa, soy mi propia invitada, brindo, bebo y como de lo que mis manos han preparado; río y confío en los días  venideros, estoy ideando el encuentro con la gente que merezco conocer y que merece conocerme. Es un ecuación matemática simple y exacta, es un caso de justicia merecida, con abogado ausente. La botella adolece y el efecto adormecedor me devora, ahuyentando con eficacia a la vergüenza.  Hay paz donde mire, libros en las ventanas y en el suelo y  plantas que bailan conmigo el vals de la victoria, ¿existe mayor fortuna?, hoy soy millonaria y solitaria. El boli BIC y azul, se entrega al manejo preciso de mis dedos, sometiéndose, como lo hace la marea, a la influencia lunar. Estoy asistiendo al baile de los idiotas, he acudido sin pareja y estoy coja; visto un chándal color azul que desentona por completo con los chaquets y los vestidos pomposos que los idiotas pasean por la pista con total pretensión. La reina del baile es una niña tonta, la mas tonta de todas, un mazacote de carne estéril a la que le falta sazón; un séquito de abyectos le halagan y la camelan y la niña tonta arde como una vara de incienso al lado de una ventana abierta,  se siente el centro del universo. Pero aún no ha descubierto que es  el higo mas yermo de la higuera, sus ojos de perra pekinesa, están vacíos y su vida es una verja herrumbrienta que nunca va a brillar. 
He aprendido unos cuantos pasos de baile, que por supuesto, no voy a exponer ante tanto
adoquín. Mi baile es el de la victoria, una danza maorí de bienvenida hacia los rincones 
olvidados del corazón y la espontaneidad.
Me niego a bailotear la danza de los idiotas!

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