Ya no quedan golondrinas. Fueron sustituidas por tatuajes,
sobre pieles desteñidas. La magia es ahora,
una noche con luces de neón y los sueños son bocanadas de dióxido de
carbono. Alguna vez la ilusión abarcó el mundo y a todos sus océanos, y las
ramas ofrecieron abrazos firmes. Languidece la rebeldía y pasa la vida entre
caros y mullidos sofás.
Que
dirán nuestros ancestros desde el otro lado? Se retorcerán incrédulos y
repudiarán nuestra moral prostituida. Por fortuna y de momento, la lluvia riega
la esperanza y hace crecer el deseo de seguir conquistando emociones
extraviadas
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