Estáis tensando demasiado la cuerda, hijos de puta.
Me empujáis al abismo, a los peores pensamientos.
Seres oscuros y noctámbulos, entiendo al fin porque
el sueño escapa de vosotros. Os maldigo y os
condeno al insomnio eterno, ni un sueño os salvará.
No habrá redención posible, ni ruego, ni enmienda.
Descubrí en primavera, que algunas veces, es necesario
hacer excepciones. Cerrar aurículas y ventrículos a
presión.
Esta vez mi amor de ultramar no llegará a tiempo.
Ahora me voy. Están ahí, esperándome. Fieles.
Me miran, me invitan a través de sus pupilas al nado
que traerá mi salvación.
Podéis ver las ondas que dejan nuestros cuerpos de sirena
en las lágrimas saladas?
Notáis es sabor yodado de mi sangre?
Es pura física. Ley de gravedad.
Malgasté pólvora en chimangos, pero de todo se
aprende...
Adiós!
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