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Musica.

6 de mayo de 2012

AMNESIA.

No recuerdo a los escaparates de noche
en su cómplice estado de nocturnidad
iluminados con estrategia por débiles
focos que realzan su composición.

Mi melancolía se rebela por esas ausencias a las  que la someto, la obligo a recordar escenas  diurnas y desabridas.  Vivo de día y  almaceno en mi mente instantáneas de luz no estelar, camino como hormiga siguiendo el rastro de millones, que anduvieron antes que yo, profundo es el surco que me entierra y me hace olvidar el olor  de la luna. De noche todo huele diferente y los ojos del gato enseñan su verdadero aspecto desnudando la horizontalidad de sus pupilas.
Las fulanas pasean sus caderas de miel por las aceras empedradas y las miradas de mil
hombres se clavan en sus huesos, ellas les invitan a pasar y ellos dejan el sombrero en el recibidor. De nuevo la noche baila y  aulla en idioma sideral. Los murciélagos fuman en pipa de marfil y yo permanezco 
presa de  mi falta de memoria. No recuerdo a los escaparates de noche a pie de una boca de metro, envueltos de vapor con sabor a subsuelo y periódico trajinado. Las urbes están desnudas sin las cristaleras gigantes que celebran su magia, los neones cobran protagonismo, convirtiéndose en Goliat a medianoche y despertando a David con los primeros rayos de sol. No recuerdo a los escaparates de noche, ni las bocinas perturbadoras, no recuerdo los cortes de manga en los atascos, ni el humo asesino que vomitan los tubos de escape. No recuerdo la noche, porque el día me ha adoptado, tendré que quitarme el mandil, para lucir medias negras con liguero.

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