Me emocionan las emociones
y no puedo remediarlo,
Ni quiero.
Tengo, como dirían los
expertos una vida interior
llena de riquezas.
La guitarra española nos
arrancó lágrimas ayer, con sus
notas infinitas en ese programa
nocturno de la segunda cadena.
Era Portugal. tranvías, claveles
y revoluciones, intervienen en una
partida nostálgica donde no hay
ganadores, solo vencidos en una
noche adoquinada.
Un gin tonic sin ginebra es el
trago alcoholizado de los borrachos,
hombres sensatos e inocentes a los
que la vida ha timado con descaro,
un prozac para corazones enfermos
de cirrosis, un placebo inútil
en tiempos de telefonía móvil que
no logra acercarnos del todo.
Mi sombra es ya una estatua muda
que se ha negado a seguirme.
Cuerdas, llantos y libros que
cuelgan de lazos celestiales
son paraguas que cubren mi
materia los días de lluvia.
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