No escarbes tan adentro, puede que salgan los
demonios del fondo de la tierra, llevan allí mil
años, y están deseando ser liberados.
No despiertes al enjambre, mis brazos pueden
espantar cien abejas, ni una mas y la ciento uno
va a picarte hasta el dolor.
Debajo de tus uñas hay maldad y no vas a arañarme
no pienso dejar que me inyectes tu veneno.
Duermo sobre un lecho de alacranes y espinas que
de madrugada se convierte en un colchón de flores
blancas y como verás estoy protegida de día y de noche.
Hay una dulzura siniestra en mi cuerpo y quiera Dios
que no te confundas conmigo, hay una única llave, una
llave maestra que abre mis puertas y si vas despacio
podría llegar a confesarte que la escondo debajo del
felpudo de mi conciencia.
¿Verdaderamente quieres ir despacio y abrir esas puertas?
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