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Musica.

28 de mayo de 2010

EL RITUAL DE LO HABITUAL.

Me gusta a veces encerrarme y aturdirme con las canciones que tanto me gustan.
Inundarme de los acordes lindos que tantos escasean, recitar la poesía de sus letras, que mi lengua húmeda, pronuncie con pasión cada palabra de esas canciones, quedarme afónica por no saber entonar con sabiduría, encender un cigarro y perderme entre el humo que desprende. Deambular por los pasillos de mi refugio y volver al escritorio a plasmar en papel todo lo que me quita el sueño y todo aquello que me lo devuelve.
Leo al flaco,  me gusta esa manera de vivir la vida, comparto y no comparto algunas de sus ideas pero confieso que espero ansiosa la llegada de ese momento libre, para sentarme a devorar las páginas del libro.
Planeo hoy preparar un pesto, que serán abrigo de unas cintas al huevo, que mis hijos no querrán comer.
El mate sobre la mesa y el agua ya fría, me da pereza levantarme a calentarla y me tomo uno frío. Rebusco en los archivos y recupero un disco que se deja oír, suena el teléfono y hay planes. Canto, canto y sigo cantando, no me imagino muda, sería una mutilación del alma. Espero y desespero, luego la calma, pienso en las palabras y luego en la recompensa de lo que está bien hecho. Recuerdos, pienso en mis amigos de primaria, y maldigo las distancias, estoy al otro lado y no pude verles en ese reencuentro, añoranza de lo que no se tiene, lo mismo de siempre, a mi vecino ni le miro y es por que lo tengo al lado. Un par de miradas al día, tres libros y helado de dulce de leche, nada más me hace falta, para seguir respirando, nada de lo que me rodea es necesario, ni siquiera secundario, volver a reír si lo es. Deseos que no harán bien a algunos, pero me harán bien a mi misma y  eso ya es suficiente. Tarta de queso a la hora del café y tertulias domésticas, intentos de cambiar el mundo que se quedan solo en eso, en intentos. Lunas que llegan, permanecen y se van, y entre tanto la vida se deja ver, transcurre y se pierde. A esta altura tengo el convencimiento de que casi todo tiene su vida útil, luego todo es de segunda mano, hasta el amor, puede llegar a ser de segunda mano y lo peligroso es no darse cuenta, siempre será mejor una retirada a tiempo que una permanencia tediosa.
Sueño con guitarras y acordes, con letras de canciones que aún no están escritas y añoro la vida de los músicos. Me levanto en vuelos eternos, habito espacios prohibidos y soy en ellos lo que aquí no he podido llegar a ser. Me pruebo unos tacones de vértigo, de esos, que contra todo pronóstico, nos hacen tremendamente femeninas.... miro mis piernas subidas a ellos y parecen infinitas, me gusto y me adentro en el universo de la feminidad, me pruebo un vestido negro, recojo mi pelo entre mis manos y el cuello queda desnudo, y me gusta lo que veo, por momentos soy Audrey, ó quizá Norma Jean. Vuelvo a la realidad me bajo de mi pedestal y con algunos centímetros menos, y no por eso menos bella, vuelvo a ser yo. Suena de nuevo el teléfono, acudo a su llamado, cuelgo y vuelvo a mis cosas. Pienso en lo mucho que podría escribir, pero hoy me confieso en abstracción y puedo afirmar que algo parecido a estas palabras es "mi ritual de lo habitual".

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