Martes noche
La calada del porro sube rápido y acabamos en la
cama
El clímax se prolonga eones y en la oscuridad, mi
boca se curva
Pregunto si crees que alguien me querrá algún día
y respondes que tú me quieres como a nada y que soy tu único valor
importante, y pienso en lo bien que se nos da mentir a los adultos. Caen
dos lágrimas que sellan la noche y extenuada, me dejó ir
Pagamos el peaje y seguimos el camino.
Me cuesta desvincularme, son muchos años.
Sin embargo, tu te mueves como pez en un
agua demasiado turbia
Me propones un mercadeo carnal en el que no estoy
dispuesta a negociar y así nos exiliamos cada uno a su rincón del mundo
Necesito tu aliento y necesitas mi cuerpo
Tu lengua me busca y mi boca responde
Llévame, siempre fui nómada
Abrázame, nunca tuve tribu.
Conozco cada curva de tu cuerpo y los lunares que
te adornan la piel
Conoces mis rencores y haces de las
reconciliaciones el un instante intenso.
Flotamos entre humos, aprietas mis muñecas contra la pared, las miradas turbias aparecen y otra vez el vaho en los
cristales y el sudor en las sábanas.
Nuestros cuerpos son un nudo enmarañado que se
deshace al amanecer.
Es de día y no hay café caliente en la cocina,
las tostadas se han quemado, atravieso la
ventana con los ojos, y agradezco que el sol ilumine al mundo. El tedio se
presenta transversal en la estancia, pienso en la puta rutina de este mundo
autómata y suplico que pasen las horas veloces para que al caer la noche, te
busque con mis manos en la oscuridad y tu respondas con un cuerpo
ardiente, a punto de combustionar de forma espontánea.
Nos ves? La propagación es instantánea.
Imposible ya la extinción.
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