La austeridad como formación
como único recurso de dignidad
como la base sólida que quiero
para los pisos que vendrán.
Buscamos en el cielo la estela
de las perseidas, que hasta anteayer
desconocía, y nos quedamos sentados
en medio de la oscuridad, respirando
el olor de la noche, y solo encontramos
las sombras que camuflan los fracasos.
Perdida y desorientada, sin palabras
que estrujar, se me escapa el verano que
me devuelve a la vida. Soportando la
gangrena de las almas antracita, esas que
irán al inframundo, porque jamás
conocieron el amor y arderán eternamente
hasta encontrar una partícula amable, que
vuelva a ponerlas en circulación, y así
una y otra vez, seguirán el ritual de la
reencarnación, hasta convertirse en copos
de nieve cristalinos.
El olor a látex y a sexo que generan nuestros
cuerpos tendidos en el campo de batalla, son
el norte de la brújula que marca nuestro rumbo.
Besas mi boca y en un suspiro renuncias a la vida
y juras que soy todo lo que necesitas y yo lo creo
de momento, porque pronto entendí que nada es
para siempre.
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