PERSIGUIENDO INSTANTES.

No creo en el recato.
Me rebelo en un instante.
Abrir una botella de vino 
y no parar hasta ver el cristal
transparente, vertical, limpio, vacío
y no ser alcohólico siquiera
solo un perseguidor de instantes.
Siento tanto que me duele,
me vacío hasta el dolor
entrar en una espiral de 
autodestrucción emocional
y ser la valentía personificada
en envoltorio de mujer menuda
con apenas profilaxis.
El mundo girando y sostenido
por la gravedad,
me siento una partícula 
minúscula y ajena.
No consigo reflejarme en nada
y salgo en busca de algo verdadero
como una runner sudada e insaciable
por una carretera que me lleva
a ese callejón que no tiene salida
y que solo me conduce a un contenedor
con restos de pescado donde se amontonan los
felinos del barrio y maullan por la 
mejor porción.
Entonces abro mis libros
los que me salvan y me redimen.
y el vino..... 
Oh el vino!
 que es la leche del lactante que
 indefenso, vino al mundo.