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Musica.

19 de noviembre de 2010

LA NOCHE ESCONDE REGALOS.




Era de noche y leía a Kavafis, acostada en la cama y alumbrada por una luz tenue, escuché  de repente como la lluvia rompía sobre la persiana de mi habitación, disfruté durante unos segundos de ese regalo nocturno, posé el libro sobre la almohada y tuve la necesidad de levantar la cortina metálica, para ver la lluvia a través del cristal, apoyé mi nariz caliente sobre el vidrio frío y el vapor dibujó siluetas abstractas que no desviaron mi atención, la protagonista absoluta era  la lluvia,  por la que siento total devoción…. Y allí me quedé, como un niño que mira absorto el escaparate de una juguetería. Me perdí durante un par de minutos en la noche y viví las gotas del cielo como mi propia vida y cuando fui consciente de que el sueño se apropiaba de mis párpados y los empujaba hacia el sur, me volví a acostar; esta vez apagué la luz y el ruido de las gotas me adormecieron y me ayudaron a dormir.

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