Siempre que me he sumergido en un estado de ánimo inquietante el consuelo, lo ha traído la literatura, a menudo me he reconocido en personajes de algunos libros indispensables, pero casi nunca el alivio ha venido de ninguna persona cercana.

Siempre que me he visto acorralada por circunstancias incómodas, asía un libro y como un regalo de los dioses, había para mi un símil casi idéntico en el que me reconocía y que inmediatamente me aportaba la tranquilidad necesaria para no caer en el desconsuelo de saberme desterrada.
No tengo un carácter maleable, ni soy muy tradicional en cuanto a maneras siempre busco lo que nadie quiere encontrar y se me da realmente mal sonreír cuando escucho simplezas que se alejan de la realidad, Se me da mal decir lo que todos quieren oír, para caer bien, no sé sonreír por inercia, en cambio aun sabiendo que que me expongo al exilio, soy yo misma y ello implica casi siempre una crítica de contrabando.......
Antes me turbaba el rechazo , ahora me libera, serán los años, que a la vez que traen arrugas, imprimen carácter y liberan. No me importa demasiado, aislarme si cada vez que abro un libro me esperan personajes que me acogen y me hacen sentir parte de ese universo de desterrados.
Mi Prozac es la literatura.