No sé qué hacer con el regocijo que me deja el final de un poema bien escrito.
Fuera llueve y la nostalgia lo devora todo
La lumbre crepita y la nieve entre tú y yo, acumula ya centímetros
Los astros nos regañan por la ineficacia de nuestra búsqueda frustrada
Ir mordiendo por ahí, no va a liberarte del tedio, y sé que hace tiempo, buscas un poco de levedad
Funambulistas, siempre al borde de la cuerda
Haciendo equilibrios para no caer en los errores en los que siempre acabamos cayendo
Engañando a la mente con subterfugios baratos
cuando la razón te advierte, pero el corazón, empuja más fuerte
Algunas noches, me regalas canciones, que bailo con devoción y entusiasmo.
Lucho contra mi memoria frágil para buscar las palabras exactas, esas que consigan retratar fielmente lo que me brota del pecho y que a veces me asfixia.
Tú, ajeno a esta lucha vital, quizá compartas la cama con un amor de 24 horas, te prepares un café, o simplemente pongas Netflix para matar las horas muertas.
Es caprichosa la existencia y difícil, el arte de vivir.
No juegas limpio y es tu modus operandi, soy consciente y lo arriesgo todo, a sabiendas de que el resultado va a ser una cagada monumental.
Somos dos almas en pena, a 80 kilómetros hora, intentando perpetrar el alunizaje del siglo
En el radio casette suena It's no good. Su sonido oscuro lo invade todo
Mi voluntad férrea sigue intacta
Tu ilusión, se tambalea
Las sirenas y las luces nos persiguen
Nos miramos a lo Thelma y Louise, nuestras bocas se buscan y sin pensarlo pisamos el acelerador a fondo
Sigue lloviendo y tú y yo, hoy hemos abierto el puto telediario.